jueves, 19 de febrero de 2009

EL ROBO



-Un mousse
-Un muñeco voodu
-Pastillas de gripe
-Sticky fosforescente
-Estrella fosforescente
-Recibo de compras
-Regla rota
-Una bala



La ventana abierta, con el motivo de que mis pensamientos impuros y mis acciones estúpidas salieran volando a la calle, sin resultado alguno, aunque el viento soplara frío y mis pulmones se achicaran cada vez mas del pinche resfriado que pesqué. Tomé la bolsa de la faramacia, saque el recibo y me tomé dos de las pastillas, tal vez así me paraban de salir mocos, pero el llantó lo hacía más difícil; me sentía como una puta, una estúpida sin remedio. 
Aquél sábado en el que me salí de casa directo a la fiesta de Agustín, el chavo más guapo del lugar, pasé a recoger a Luisa, habíamos planeado pasar antes por el rincón esotérico de la plaza Zapata, teníamos tantas ansias de que nos leyeran las cartas, típico de unas adolescentes apresuadas por el futuro. Entramos y el lugar tenía un aura y decoración purpura y oscura con aditamientos, estrellas fosforescentes, unas cuantas cortinas de caracoles y varios artículos que se encontraban en venta, como un monito vudoo que observaba mientras llegaba la vieja, ya con varios alfileres clavados, la doña salió y Luisa rápidamente comentó nuestras intenciones, ella solo nos dijo:
-no necesitan de un montón de cartas de papel para ser felices, lo veo en sus ojos, solo disfruten su vida, ocurrirá una tragedia-
la señora se volvió a ir, mientras Luisa y yo saliamos un poco asustadas, dudando si deberiamos de ir a la fiesta o no, era una oportunidad única, además Agustín ya me había dicho que me quería ver ahí, estaba emocionada.

Llegamos, todos bailaban, en una pista de suelo oscuro, grande en la que alumbraran cientos de luces de tdos los colores, con la música a todo lo que daba, la gente era bastante, era la fiesta ideal para el coqueteo, nos separamos Luisa y yo, y yo fuí a buscar a Agustín...



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